MARÍA VALERIO "El Mundo-Salud"
MADRID.- Los beneficios de la terapia hormonal para el tratamiento del cáncer de próstata son bien conocidos; sin embargo, una nueva investigación ha demostrado que sólo cuatro meses de hormonas justo antes de la cirugía podrían retrasar el avance de los tumores de próstata hasta ocho años.
Los resultados de este trabajo, que se han publicado en las páginas de la revista 'The Journal of Clinical Oncology', han demostrado que este tratamiento hormonal, administrado antes de extirpar el tumor y en combinación con radioterapia, puede ser altamente eficaz en el control de la enfermedad.
En la actualidad, las hormonas se administran de forma exógena a estos pacientes para reducir los niveles de testosterona que circulan por su torrente sanguíneo y que facilitan el crecimiento de las células cancerosas de la próstata.
Estos fármacos se administran cuando el tumor se empeña en seguir progresando a pesar de la cirugía o la quimioterapia, y aunque las hormonas suelen mantener a raya su crecimiento durante unos años, lo habitual es que el cáncer se acabe tornando hormonoresistente y deje de responder al tratamiento.
En el estudio, se seleccionó a más de 400 varones mayores de 70 años con un cáncer de próstata agresivo entre 1987 y 1991. La mitad de ellos fueron tratados con hormonas en combinación con radioterapia externa; y el resto, únicamente radiación.
Menos efectos secundarios
Después de 13 años de seguimiento, los investigadores observaron que la terapia de deprivación androgénica (que es como se conoce a este tipo de terapia con hormonas) mejoraba la supervivencia de los varones (36% frente al 23% logrado únicamente con radioterapia), la aparición de metástasis en los huesos (47% frente a 35%) así como la supervivencia libre de enfermedad.
Esta estrategia evitó además que los varones tuviesen que recibir más tarde un tratamiento más prolongado con hormonas, lo que les ahorró algunos de los efectos secundarios más conocidos de estos fármacos; especialmente de tipo cardiovascular.
"Mientras que cuatro meses no es tiempo suficiente para provocar reacciones graves", explica el director del trabajo, Mack Roach, de la Universidad de California (EEUU), "hemos demostrado que este plazo permite retrasar hasta ocho años la aparición de metástasis en los huesos, lo que es realmente significativo".
Los investigadores, que sospechan que existe una interacción beneficiosa entre la radioterapia y las hormonas que podrían explicar sus resultados, consideran que las implicaciones de su trabajo son "tremendas". "Un ciclo corto de hormonas se tolera bien, es relativamente barato y fácilmente disponible", apuntan.
Los resultados de este trabajo, que se han publicado en las páginas de la revista 'The Journal of Clinical Oncology', han demostrado que este tratamiento hormonal, administrado antes de extirpar el tumor y en combinación con radioterapia, puede ser altamente eficaz en el control de la enfermedad.
En la actualidad, las hormonas se administran de forma exógena a estos pacientes para reducir los niveles de testosterona que circulan por su torrente sanguíneo y que facilitan el crecimiento de las células cancerosas de la próstata.
Estos fármacos se administran cuando el tumor se empeña en seguir progresando a pesar de la cirugía o la quimioterapia, y aunque las hormonas suelen mantener a raya su crecimiento durante unos años, lo habitual es que el cáncer se acabe tornando hormonoresistente y deje de responder al tratamiento.
En el estudio, se seleccionó a más de 400 varones mayores de 70 años con un cáncer de próstata agresivo entre 1987 y 1991. La mitad de ellos fueron tratados con hormonas en combinación con radioterapia externa; y el resto, únicamente radiación.
Menos efectos secundarios
Después de 13 años de seguimiento, los investigadores observaron que la terapia de deprivación androgénica (que es como se conoce a este tipo de terapia con hormonas) mejoraba la supervivencia de los varones (36% frente al 23% logrado únicamente con radioterapia), la aparición de metástasis en los huesos (47% frente a 35%) así como la supervivencia libre de enfermedad.
Esta estrategia evitó además que los varones tuviesen que recibir más tarde un tratamiento más prolongado con hormonas, lo que les ahorró algunos de los efectos secundarios más conocidos de estos fármacos; especialmente de tipo cardiovascular.
"Mientras que cuatro meses no es tiempo suficiente para provocar reacciones graves", explica el director del trabajo, Mack Roach, de la Universidad de California (EEUU), "hemos demostrado que este plazo permite retrasar hasta ocho años la aparición de metástasis en los huesos, lo que es realmente significativo".
Los investigadores, que sospechan que existe una interacción beneficiosa entre la radioterapia y las hormonas que podrían explicar sus resultados, consideran que las implicaciones de su trabajo son "tremendas". "Un ciclo corto de hormonas se tolera bien, es relativamente barato y fácilmente disponible", apuntan.